Por lo general las pelis super mierdosas que te cagas suelo visionarlas con nuestro ilustre redactor Kiko en nuestras tardes frikis de los lunes molones. Pero a veces me envalentono cual chulo-playas delante de una guiri sueca y me da por tragarme pelis casposas yo solito en algunos de mis ratos libres por amor al arte. Y como viene siendo algo ya habitual, después de verlas suelo ir al cuarto de baño, meto la cabeza debajo del grifo y me pregunto «¿Y porqué cojones has tenido que ver esta puta mierda?». Pero aún así sigo haciéndolo…
Y mi última joyita elegida para quitarme años de vida ha sido este film tan curioso, del que hay que decir que no se debe confundir con Zombie Strippers (el film chungo aquel en el que salían Jenna Jameson y el gran Robert Englund). Pero vamos, que en lo que concierne al meollo en sí resulta bastante parecido, pues al igual que en aquella todo gira en torno a dos pilares idolatrados por cualquier friki: las chavalas de tetamen prominente y los zombies mal hechos que te cagas…
Sobre el argumento poco hay que comentar, pues es algo más simple que los tangas de saldillo del Lidl. Todo arranca con una extraña droga experimental que convierte a la gente en zombies caníbales. Todo se desborda a raíz de cuando un gordaco porrero saca una de esas movidas chungas del laboratorio donde trabaja para fumársela y se lía la de dios. Consecuencia de todo ello es que unas pobrecitas bailarinas de striptease quedarán atrapadas en el club donde trabajan y tendrán que hacer frente a una horda de zombies si quieren salvar sus vidas.
Después de un arranque de casi media hora sin que pase una puta mierda, la única conclusión que extraje de esos compases iniciales es que las putas se llevan a matar con las strippers. Y mira que yo hasta entonces pensaba que se caían bien con eso de que son casi del mismo gremio, pero resulta que no se pueden ni ver, oye. El caso es que todo esto sirve de preámbulo para dar paso al recurrente cliché del género con el típico grupo de supervivientes (compuesto en este caso por unas strippers, unas putas y su chulo) que quedan encerrados en un lugar rodeado de zombies, tratando de hacer todo lo posible para que estos no entren a darse una merendola a su costa.
Mención especial merece ese plantel de personajes, entre los que destacan el chulo-putas al que dan ganas de que los zombies se lo carguen cuanto antes, una rubia con las tetas más grandes que la cabeza que está «to buena», un protagonista principal que era una especie de mezcla entre Manel Fuentes y Chris Evans y un policía que es lo más gilipollas que ha parido madre. Si a este plantel de gente cargante le unimos unos maquillajes de zombies que hasta yo los hago mejor con el set de maquillaje de la señorita Pepis, entonces es muy normal que uno acabe un poco hasta los cojones de todo lo que aquí acontece.
En definitiva, Strippers vs Zombies es una peli casposa, chunga, sosa, aburrida, sin ritmo ni interés que sólo merece la pena por el plantel de chavalas que por aquí pulula (destacamos una vez más a la rubiaza protagonista, Jessica Barton). Por cierto, esta película tiene la manera más gilipollesca de acabar con una horda de zombies que se ha hecho nunca en cine. Y es que una cosa es hacerse el héroe y otra muy distinta es hacer el gilipollas. En fin, yo no digo «ná»…