Si eres un super gordaco de pura cepa de esos que se comen la mantequilla casi a «bocaos», seguramente te molaría muchísimo que este cómic llevara por título Super Cooks: El atracón. Pues casi que me temo que de momento os tendréis que conformar con la reseña del tomo que os traemos hoy, que aunque no vaya de cocinillas ni sobre cómo ponerse hasta el ojete con platos precocinados, te puede llegar a molar a poco fan que seas del noveno arte…
Y es que el nombre de Mark Millar os sonará a todos por cosillas tales como Kick-Ass, Wanted, Superior o Némesis (por citar solamente unos pocos títulos de su dilatada carrera como guionista). El caso es que ahora este buen mozo nos presenta uno de sus últimos proyectos englobados en la línea «Millarworld», que seguramente agradará a todos los fans de este insigne escocés. Y me voy a mojar con esto que voy a decir a continuación, pero en mi humilde opinión creo que Mark Millar a medio gas proporciona más ratos de diversión que otros guionistas que dan lo mejor de sí mismos. Vale que Super Crooks no es para nada lo mejor de Millar, pero cualquier cosa de este tío está por encima de la media…
¿A que alguna vez se os ha pasado por la cabeza la idea de que trabajar como supervillano en Estados Unidos no ha de ser para nada sencillo?. Hay mucha competencia, en un mercado sobresaturado por el exceso de delincuentes y las autoridades están siempre a punto de pillarte. ¿Qué opciones te quedan para seguir en la brecha?. ¡Mudarte a España, por ejemplo!. Así es como Johnny Bolts convencerá a sus colegas para que den un golpe en el último sitio en que nadie esperaría su presencia. Sin embargo, el choque cultural puede ser incluso más duro que el choque contra la policía local…
Y es que si hay una definición que viene que ni al pelo para calificar este cómic sería la de una especie de mezcla entre X-men y Ocean’s eleven. No en vano a lo largo de sus páginas seremos partícipes de las andanzas de un grupo de ladrones con superpoderes, que hartos de que los superhéroes frustren todos sus robos y les den de ostias, deciden trasladarse a un sitio donde no haya supertipos que den al traste con sus planes y puedan trabajar a gusto. Y el lugar elegido no es otro que España, hecho ante el cual alguien debería haberle comentado al bueno de Millar que en este país tenemos héroes como Superlópez o «El tío la vara», pero bueno…
Lo cierto es que tratándose de un cómic de este afamado guionista no podían faltar los tipos chulescos, depravados y cercanos al «hijoputismo». Y si hay un personaje que en Super Crooks cumple todos esos «requisitos» a la perfección, ese es el villano de turno (un ricachón malo como él solo llamado The Bastard, al que nuestros protagonistas elegirán como víctima para desplumarle). Pero claro, si intentas robar a un cabronazo vengativo que ha amasado toda su fortuna a costa de ser una persona sin escrúpulos, ya puedes tener un plan bien hilvanado y sin fallos, porque como te pille alguien así tratando de putearle ya puedes ir rezando.
Y justamente este será el elemento más atrayente de este cómic, es decir, la forma en la que nuestro protagonista elige a su grupo, la manera en la que se nos presentarán las habilidades especiales de cada uno y cómo encajan estas dentro de ese urdido y estrambótico plan que sólo se le podía ocurrir a alguien como Millar. Por cierto, dibujazo de Lenil Francis Yu, un menda al que hace unos años no podía ni ver, pero que con el tiempo ha mejorado mucho su estilo de una forma que su trazo hoy por hoy me resulta más que decente y muy de mi agrado (ya me sorprendió muy gratamente en Superior hace unos meses).
En definitiva, Super Crooks es una muy entretenida lectura que sobre la base de la lealtad y el honor entre ladrones se cimenta una de esas historias que gusta leer hasta llegar a su desenlace. Todo ello aderezado por personajes con habilidades muy peculiares, un bien tramado plan para dar el golpe del siglo, algún que otro giro argumental y personajes cercanos a ese gamberrismo sádico al que nos tiene ya tan acostumbrados Mark Millar. Si te consideras fan de este tío no deberías perdértelo…