Los más futboleros al leer el título de la reseña de hoy seguramente les sonará a resultado de quiniela. Otros en cambio al leer la palabra Superman se habrán puesto más nerviosos que el gran Michael J. Fox con un martillo neumático al acordarse de repente de que en breve tendremos la nueva peli del Supes, cuyo trailer tiene pedazo de pintaza. Así que nada mejor que ir calentando motores de cara al film (sobre todo para los que somos marvelómanos hasta el ojete) que hacer algún pinito que otro en los personajes de DC con estos tomos que tienen la apostilla de Tierra Uno en su título…
Y es que para el que aún no lo sepa diremos que Tierra uno hace referencia a una serie de novelas gráficas publicadas por DC Comics en las que se presentan historias con nuevos orígenes de algunos de sus personajes, buscando de esta manera ampliar los horizontes de los héroes más emblemáticos de la editorial (para que lo entendáis, es algo muy similar a las series de Ultimate Marvel, las cuales presentaban los orígenes de muchos personajes de esa editorial adaptados a los tiempos modernos).
La verdad es que no sé por qué motivo me he hecho con la compra de este tomo tras haber leído no hace mucho el cómic de DC Orígenes: Superman, que no dejaba de ser otra revisión de los orígenes de este personaje adaptados a los tiempos modernos y a las nuevas generaciones de lectores de la mano del guionista Geoff Johns. Sin embargo, he de reconocer que a pesar de tener la misma base uno y otro cómic, este Tierra Uno de Joe Michael Straczynski nos cuenta también esos primeros escarceos del Supes pero de una manera que difiere bastante de ese tono más «jovial y desenfadado» que usó el bueno de Geoff Johns en ese otro título mencionado antes.
Y es que Superman: Tierra Uno arranca con un Clark Kent ya veinteañero, que prueba suerte en Metropolis tras la muerte de su padre. Es un joven con las mismas dudas que cualquier chico de su edad sobre lo que hacer con su vida, solo que él cuenta con unas habilidades físicas y mentales extraordinarias que le permiten destacar en lo que quiera. A pesar de todo no se siente realizado y necesita encontrar su propia identidad en un mundo que no es el suyo. Ademas el cómic retrata a un Clark Kent no tan inocente y pardillo como solemos verle habitualmente, sino como un joven confundido, inmerso en un mar de dudas y sintiéndose poco identidficado con los habitantes de este planeta con los que ha crecido.
Merece la pena mencionar el hecho de que si uno se espera ver buena parte del tomo dedicado a la infancia de Clark, el descubrimiento de sus poderes y demás, es conveniente decir que todos esos años quedan relegados a una serie de pequeños flashbacks intercalados a lo largo de la historia, que sirven sobre todo para ahondar en la relación de Clark con sus padres y en el hecho de cómo a pesar de no ser hijo natural suyo le dieron el mismo cariño y le inculcaron una serie de valores que hoy por hoy le han hecho ser la persona que es. Además esos flashbacks sirven para dar explicación al tema del traje, el símbolo en el pecho y porqué el Supes no lleva máscara (en un curioso razonamiento que le expone su señora madre de porqué no ha de ocultar su rostro).
Por cierto, me imagino que todo el que no haya leído este cómic y vea que se trata de los inicios de Superman se esperará que aquí se relaten sus primeros rifi-rafes con Lex Luthor. Pues bien, aquí no habrá Luthor ni pollas en vinagreta, sino que lo que tendremos es una amenaza alienígena a escala mundial de los mismos responsables de la destrucción del planeta Krypton (pues han estado siguiendo al Supes por toda la galaxia para destruir al último de los kryptonianos). Será justamente esta amenaza la que haga reflexionar a nuestro protagonista sobre cúal es su cometido en la tierra, y le ayudará a encontrar su propia identidad y a empezar a forjar sus lazos de amistad con Lois y Olsen, en los que observará unos valores y unos principios que le harán albergar esperanzas en la raza humana.
En definitiva, el bueno de Straczynski en Superman: Tierra Uno demuestra porqué le tengo como a un tío competente, al marcarse una más que decente recreación de los orígenes de Superman, aportando una serie de elementos con los que se disfruta de su lectura y no te queda la sensación de que estás leyendo lo mismo de siempre. Un retrato de un Clark Kent menos inocente y menos pardillo que el Clark al que estamos acostumbrados y que personalmente me ha dejado con ganas de echar un ojo al siguiente tomo.