Después de un agotador día de trabajo qué mejor que irse al cine y verse un peli donde estás seguro que te vas a partir el ojete. El hecho de descojonarse del mal de otros siempre funciona para sentirnos mejor, aunque sea de un mal ficticio como en este caso (reírse de un caso real ya me parece de cabronazos, pero qué demonios, a veces mola). Dado que la primera parte me pareció en su día una película cómica bastante buena, no me pensé dos veces cuando me ofrecieron ir a verla al cine. ¡Qué demonios, seguro que me echo unas risas! Con esa predisposición nos fuimos a ver Resacón 2, ¡Ahora en Tailandia!
La manada se vuelve a juntar para liarla parda. Si la primera parte se montaban un fiestote en Las Vegas, esta vez lo harán en Bangkok, lugar de transexuales y mafias. ¡Qué mejor sitio para hacer una despedida! ¿Superará la secuela el listón tan alto dejado por la primera parte? Pues a no ser que le des a «Leer Más» no te vas a enterar nunca jamás (toma pareado molón).