Fue una infancia difícil, los años 70 no estaban tan manipulados por la industria como para tener a Mazinger Z hasta en la sopa, los robots no proliferaban como champiñones, incluso algunos pirateaban la idea porque el mercado estaba muerto. Recuerdo el poco merchandising que había: 6 cómics de tapa dura, un álbum de cromos que terminaba con la llegada de Genocider F·9, donde intentaba acabar con el Jet Scrander (luego apareció otro donde se vio al Boss Robot y al Conde Brocken). También unas cartas y cromos en los bollos. Pero la pregunta de todos los niños era: «¿Dónde está el robot de juguete?, ¿dónde están los disfraces?». Pues no hay y si no te gusta la respuesta es clara, te lo fabricas de cartón.