Si alguna personita me hubiera mencionado el nombre del Capitán Midnight antes de haber degustado este cómic seguramente hubiera pensado que se estaban refiriendo a un colega mío que cada vez que llegan las doce de la noche del viernes agarra el petate y se pira a su casa. Al principio pensábamos que lo hacía por algún voto a la Virgen, o porque trabajaba de striper o de alguna movida así, pero qué va, pues poco tiempo después descubrimos que el cabrón se iba a ver la NBA y nos quedamos piruletas.
Pero el Capitán Midnight al cual nos referimos en la reseña de hoy no tiene nada que ver con este colega, sino con cierta novedad comiquera que ha sacado a la venta la insigne muchachada de Aleta Ediciones hace unas pocas semanas y nuevamente en un gran alarde supino de echarle huevazos me la pillé por el simple hecho de verla allí en la tienda, darle un rápido vistazo por encima, dejarme muy buenas vibraciones y ponérmela debajo de la sobaquera junto con el resto de compras comiqueras chulas de aquel día para degustarla en casita como un campeón…