De mi boca (aparte de babas asquerosas tipo Alien) a veces salen ciertas perlas debido a las cuales mucha gente se me queda mirando con ganas de quitarme la capucha de la sudadera de un tremendo ostión. Y es que decir cosas como que te pasas el cine español por el forro de los huevos o que lo mejor de nuestro cine es ese clasicote titulado Los Bingueros (mítico film de Pajares y Esteso), puede provocar que mucha gente te mire mal…
Y es que creo que desde Torrente no iba al cine a dejarme los cuartos para ver un largometraje rodado en nuestro país. Ya podías amenazarme con darme de ostias, con achucharme a un mandingazo de los de la cabaña del tío Tom o lo que quisieras, que yo no iba «ni atao», no me jodas. El caso es que con este film de Ocho apellidos vascos recibí bastante presión de amigos y allegados que más o menos me decían que si no veía esta peli es que estaba gilipollas. Pues bien, tras casi un par de meses tratando de ser fiel a mis principios por fin me decidí a echarle un ojo a esta cinta y la verdad es que he de reconocer que la jodía se deja ver y no está tan mal como yo pensaba…