Dios mío qué cague y qué tardecita de tensión. Había visto en uno de mis paseos por la web que esta película era una de las mejor valoradas en cuanto a pelis de terror existentes. Es más, estaba en un TOP-TEN y no ocupaba para nada una mala posición. The Descent se había convertido en mi elección de martes festivo, un toque de miedo a mitad de semana.
Con una sensación de miedo por el tema de la película que me disponía a ver (tuve una nefasta experiencia con la que creía podría tener una trama similar, la ya comentada El Santuario, de la cual no tengo excesivo buen recuerdo) comencé a ver este film. Las dudas se mitigaron pronto, ya que nada más empezar, tan sólo habían pasado unos cuatro o cinco minutos de metraje, la primera escena que nos haría saltar de nuestros asientos apareció. Es una escena corta pero que nos pone en antecedentes de todo lo que pasará en el futuro.