Iba yo el otro día andando por la calle así muy chulín… Bueno, a este respecto y antes de continuar diré que andando por la calle voy con una chulería tal, que la gente hasta sin conocerme de nada me saludan y me dicen: «¡Hey, hasta luego chulo». A lo que yo les respondo: «¡Hey figura, adióssss!». Es lo que tiene andar con chulería, que te puedes permitir estas licencias. El caso es que iba yo de camino a casa, y de pronto veo sentados en los bancos del barrio a un grupo de chavalitos cantando la canción de «La picadura de la cobra gay». Claro, mi primera reacción fue pensar: «¡Joder estos chavalitos de hoy día están gilipollas, no me jodas!». Pero oye, que fue llegar a casa, sentarme en el sofá y empezar a notar que en mi mente resonaba esa curiosa tonadilla.