Cuando me apetece ver zombies suelo mirarme al espejo recién «levantao» o bien me pongo a mirar fotos de la Belén Esteban sin maquillar. Pero de vez en cuando me mola deleitarme los ojines con alguna peli chunguilla de este género, y aprovechando que esta semana no tenemos film de nuestros famosos lunes molones para reseñar me he propuesto hablar sobre alguna puta mierda de las que he visto últimamente, (pues además estoy aburrido y como llueve mucho no puedo irme por ahí a la calle a practicar uno de mis hobbies preferidos: quemar papeleras).
Así que voy a aprovechar para dedicar unas palabrejas a este film que me tragué el otro día por amor al arte y sin estar bajo el influjo de ningún fármaco o de setas alucinógenas. Y es que he llegado a un momento en el que, al igual que una fulana de cine porno, me trago lo que sea (cinematrográficamente hablando, gracias a los dioses). Y una vez dicho lo cual vamos ya sin más dilación a reseñar este film con el que me quité años de vida a mansalva…