¿Y qué os voy a contar yo a estas alturas que no sepáis ya sobre esta serie, chavales?. No me canso de repetir que todo lo que viene avalado por la dupla Brubaker/Phillips es digno de restregárselo por los pechotes cual gordaco que se restriega un bizcocho por los dientes. Un tomo que sigue ahondando en esta intrigante trama sobre un loser que, por azares del destino, se verá envuelto en la tesitura de tener que cometer una asesinato cada 30 días sobre alguien que lo merezca, si quiere seguir con vida…
Hawaiian Dick
Porque no sólo de superhéroes de Marvel vive el ser humano, de vez en cuando hay que jugársela también con otras temáticas más castizas para que cuando la gente te salude por la calle no te digan cosas como: «¡Hey, hasta luego, encasillao!». El caso es que hace unos días encontré de ofertacas en mi tienda habitual este cómic publicado en estos lares allá por 2004, y como estaba tirado de precio me permití un arrebato consumista (pues yo sólo hago grandes desembolsos de millonazos cuando se trata de impresionar a alguna extranjera o cosas así).
Por cierto, hace poco leí la noticia de que siguiendo esta moda de adaptar cosas del noveno arte al mundo del cine, al parecer Hawaiian Dick también va a ser llevado a la gran pantalla. Así que antes de ver la futurible película ya sabéis lo que toca: buscar el cómic en vuestra tienda favorita y leerlo antes de ver el film para poder comparar y poder alardear luego con la famosa frase de «bueh, el cómic mola más» (eso es lo que haría un buen friki entregado a la causa, joe).