Si algo hemos aprendido todos los que veíamos Scooby Doo cuando éramos más jovencitos y estábamos de mejor ver es el hecho de que si hay una cosa a la que temer en esta vida es a los promotores inmobiliarios. Realmente esta serie era curiosa no sólo por esta moraleja que se nos dejaba caer al final de cada episodio, sino por toda esa temática de un grupo de hippies «fumaos» y un perro que más o menos chapurreaba nuestro idioma, que iban en su furgoneta de pueblo en pueblo enfrascándose en todo tipo de misterios chungos en los que el malo siempre resultaba ser un gili «disfrazao». Realmente todo tenía un aire de buen rollo con el que los momentos de misterio y «terror» quedaban reducidos al final de cada capítulo a las risas y el regocijo de nuestros protagonistas, que se congratulaban por haber resuelto un nuevo caso. Realmente todo lo que rodeaba a estos personajes era muy idílico, muy bonito y lo que queráis. Por esa razón, hoy en Vas Tú Listo hemos estado indagando sobre la serie y os queremos tirar por tierra todo ese buen rollito que había detrás de estos personajes.