Acojonado me hallo todavía en estos momentos tras haber leído hace unos días el segundo volumen de Crossed. Muy iluso de mí pensé que sin estar Garth Ennis de por medio en este nuevo tomo la cosa rebajaría el nivel de bestialidades que pudimos ver en la anterior entrega. Pues señores, he de decir que David Lapham toma dignamente el relevo del antes mencionado autor irlandés y se marca una historia que tras llegar a la última página te deja casi con un ojo a la virulé por la sarta de burradas que acabas de leer.
Indicativo de todo ello es ya de por sí la portada, evocadora en forma depravada al famoso cuadro de Grant Wood llamado Gótico americano, que me imagino que a casi todos os sonará de haberlo visto alguna vez. Y lo primero que he de comentar es que este tomo se puede leer sin tener ni zorra idea del anterior. Lo único que tienes que saber es que ha estallado una plaga chunga que vuelve gili a la gente infectada, les provoca la aparición de una especie de llaga en forma de cruz en pleno rostro (de ahí el nombre de cruzados) y a raíz de ello se convierten en esclavos de la violencia.