Ayer fue un día triste, muy triste. De camino a casa del otro ilustre creador de este blog (el nunca bien ponderado Kiko), este muchacho profirió una frase que nunca pensé que llegaría a escuchar: «¡Desde hoy dejo los bollos!». Con esa simple frase a sangre fría y sin pestañear puso punto y final a una dilatada carrera que ha provocado que el mundo de la bollería industrial se vista hoy de luto para despedir a un tío con un talento innato a la hora de levantar bollos ahí a dos carrillazos, y que sin duda alguna pasará a la historia del mundo de los bollos como uno de los más grandes. Si aún estábamos asimilando su retirada del mundo del fútbol-sala (sobre todos las féminas, que jamás volverán a verle vestido de corto ni disfrazado de futbolista), ahora nos llega este nuevo varapalo que a muchos nos ha pillado de sopetón (pero si hasta su personaje famoso preferido era Raquel Bollo). Por eso hoy quiero dedicar esta emotiva despedida a un tío que lo ha sido todo en esta noble disciplina.