Parece mentira que en un blog tan friki como este nunca hayamos dedicado unas palabrejas a una de las mejores historias de la etapa de Peter David cuando estaba a cargo de los guiones del gigante esmeralda. De este guionista ya hablamos hace unos días en la reseña de Hulk: ¿fin o principio?, y no me cansaré de repetir el hecho de que este tío fue quien hizo grande al monstruo gamma, haciéndole evolucionar de aquel gigantón monosilábico con su sempiterno grito de ¡Hulk aplasta!, hasta otras cotas más interesantes con las que supo explorar bastante bien la idea de una persona normal encerrada dentro de un monstruo.
Por ello, tras varios años escribiendo al personaje y tras muchas historias a sus espaldas, no es de extrañar que se viera obligado a dejar la colección cuando las necesidades editoriales le tocaron los cojones y le impusieron volver nuevamente al Hulk tontaco y rabietas. De todas formas, antes de su marcha fueron muchas las aventuras que realizó sobre este personaje, y esta de Futuro imperfecto es una de las que a mí personalmente me resultan más molonas.