Si hay algo que creo tener bastante claro en esta vida es el hecho de que en cada reunión friki que hacemos los creadores de este blog todos los lunes, cada vez que le toca a nuestro redactor Kiko elegir película para echar la tarde tan ricamente este tío busca la mayor puta paranoia con la que dejarme un poco más «subnor». Y es que cuando este bonito lunes pasado le pregunté que qué película me tenía preparada para ese día y me dijo que llevaba por título Lovely Molly no hacía falta ser el puto Sherlock Holmes para saber que esta mierda iba a causar grandes estragos en mis neuronas.
A pesar de todo mantuve una postura estoica sobre el asunto y nos dispusimos a verla. ¿Y sabéis qué?. Yo rezaba, rezaba a los dioses para que resultara uno de esos films de los que esperas que sea una pedazo de paranoia del copón y luego acaben sorprendiéndote muy gratamente. Pero supongo que por el hecho de ver tantas tetas y culos por la red dios desatendió todas mis plegarias y me mandó esta puta película en forma de castigo.