Cualquiera que lea el título del post de hoy podría pensar que vamos a rememorar los buenos tiempos de la Hora Chanante (¡Chanante!) y a encumbrar al gran Ernesto Sevilla al puesto que se merece. También puede que haya por ahí algún despistado que piense que le vamos a faltar al respeto y nos suelte un «¡Eeeeh!, como mintere que me’ices algo malo, te pego una pedrá que tescalabro, ¿estamos?». No, tampoco es para nada nuestra intención meternos con tan loable profesión, Dios me libre de usar la palabra gañán en vano (que mi padre me canearía).
De lo que se va a hablar hoy es de otra cosa completamente distinta (o bueno, quizá no tanto): ¡Gañanes!, el Juguete de Rol épico-rural.