La primera vez que te enfrentas a un juego recién instalado es un momentazo de tremenda incertidumbre. ¿Funcionará en tu PC bendecido por los Dioses con una incomparable potencia de un gritón de Hertzios?. ¿Te gustará?. ¿Repetirás?. Tras esos eternos instantes en que pulsas el enlace para arrancar el juego, modificas las opciones a tu gusto y ves el vídeo de introducción, empieza lo bueno. Hay que decir que aproximadamente la primera media hora es crucial para vaticinar si te gustará el título en cuestión. Lo primero que llama la atención, y lo que más entra por los ojos son los gráficos, luego el resto: el sonido, la jugabilidad, el argumento, étc...
Sin embargo, en algunos momentos, fruto del miedo, la tensión o quién sabe el por qué, se nos cruzan los cables e intentamos hacer cosas en las que no habían pensado los programadores, como intentar salir del mapa, o atacar a nuestras propias unidades a ver qué ocurre. Estas son las grandes «ideas» que yo tuve la primera vez que me enfrenté a algunos juegos…