Hasta hace bien poco pensaba que no existía nadie más paranoico que el hijo quinceañero de mi vecino de al lado, que cuando se pone a gritar parece un «desquiciao» de la vida sacado directamente de los dibujos de Vaca & Pollo. Sin embargo, después de leer cualquier cómic de Punisher en el que meta mano de por medio el bueno de Garth Ennis (como el que mete mano a una fulanaza de discoteque), te percatas a la perfección sobre el hecho de que como «tarao» y «desquiciao» de la vida no hay nadie que gane al bueno de Frank Castle, y más si la cosa está aderezada por el peculiar trazo oscuro y caricaturesco de Goran Parlov.
Así que hace unos días me hice con este tomo cuya preview ya comentamos hace poco en este mismo blog y donde amenacé con el hecho de que en cuanto saliera a la venta me haría con él. Y como me gusta cumplir lo que prometo (tomad nota de esto, chicas) me lo pillé hace unas semanas en una de mis visitas a mi tienda preferida, en la que creo que deberían levantar un templito o algo así en mi honor, por el «pastizal de Belgrado» que me dejo allí en cada visita.