Poca gente sabe que antes de ser blogueros, el nunca bien ponderado Kiko y el que suscribe montamos una agencia de detectives (teníamos hasta una lupa y una pipa que echaba pompas de jabón). Lo que pasa es que tuvimos que cerrarla cuando sacamos a la luz cierto “asuntillo de cuernacos” y el marido adúltero nos prendió fuego al chiringuito. Pero sí, hemos de decir que teníamos grandes dotes detectivescas debido a siempre hemos sido fans del gran Sherlock Holmes. Así que es normal que estemos dando palmadas con las orejas al enterarnos de que habrá nueva entrega peliculera del detective más famoso de todos los tiempos…
Sherlock Holmes: Juego de Sombras
¡Cómo cambian los tiempos!. Si Arthur Conan Doyle levantara la cabeza y viese en lo que el cine ha convertido a su querido personaje Sherlock Holmes. Tengo que reconocer que cuando fui a ver en el 2009 la primera peli de este famoso detective, me esperaba un personaje clásico, como tantas y tantas películas anteriormente lo habían mostrado. Pero no fue este el caso, ya que siendo el director Guy Ritchie (Snatch: cerdos y diamantes, RocknRolla), seguro que el protagonista sería de todo menos clásico.
La primera parte, titulada Sherlock Holmes (aquí nuestro amigo Guy Ritchie se rompió la cabeza pensando el título), me sorprendió para bien, porque la película tenía un poco de todo lo que hace a un film entretenido: acción, comedia, un argumento aceptable y un ritmo que no decae durante las dos horas y pico de metraje. Pero este post no trata sobre esta primera película, que me estoy empezando a enrollar más que el ADN, sino sobre la recién estrenada Sherlock Holmes: Juego de Sombras.