Desde siempre había pensado que en esta vida no había nada más bestial y salvaje que el hecho de que un lapón te muerda los huevos, pero eso fue antes de conocer Crossed. Y es que el primer tomo me dejó cartulina, el segundo me dejó piruleta y este tercero ya ha sido más impactante que ponerte de barrera en una falta y que te estampen el balón en los huevos con mala leche. Y es que este cómic es una nueva muestra de que Crossed sigue siendo lo más salvaje y lo más degenerado que hay hoy por hoy en el actual panorama comiquero.
Ciertamente parece que el bueno de David Lapham le va cogiendo el truquillo a esto de explayarse a la hora de contar barrabasadas. A este respecto he de reconocer que este tomo me ha resultado bastante más atrayente que el anterior guionizado por él, por la forma en la que tiene de plasmar aquí los peores aspectos e instintos del género humano. Y es que los infectados de esta serie pueden ser muy cabrones, pero sin lugar a dudas las personas aparentemente normales pueden serlo bastante más…