Hay veces en las que uno se encuentra ahí en su casa más aburridillo que Ricky Martin en la mansión playboy, en eso que te pones a gilipollear cambiando de canales y te topas con unos dibujos de los que no tenías ni zorrísima idea y te sorprenden muy gratamente. Y ciertamente el canal Boing es especialista en este tipo de cosas, pues aparte de haber descubierto gracias a él los magníficos dibujos de El asombroso mundo de Gumball, ahora me ha ocurrido algo parecido con la serie titulada Historias Corrientes, la cual os recomiendo muy encarecidamente.
Recuerdo que la primera vez que los vi me quedé piruleta por el mero hecho de que bajo ese título se esconde un argumento en el que vemos a una especie de pajarraco y a un mapache trabajando como cuidadores de un parque, su jefe es una máquina de chicles y son amigos de un Yeti inmortal y de un hombre piruleta (vamos, todo ello muy normal y corrientísimo). El caso es que, como digo, fue ver un episodio de esta serie y quedar prendado por la sarta de gilipolleces que suelen ocurrir en cada episodio, motivo por el cual no he podido resistirme a hacerme con el tomo que ha publicado la gentecilla de Norma Editorial hace muy poquitas semanas a un precio muy asequible.