Mira que en esta vida hay cosas asquerosas, mierdosas y guarradas varias que llevarse al hocico (allá cada uno con su conciencia), pero yo personalmente pensaba que no había nada peor que las lentejas o que el puto arroz con leche guarrindangas que hace mi señora madre. Sin embargo, hoy he descubierto que estaba muy equivocado. Todo ha acontecido allí en mi curreles, estando yo así «mu» chulín en mi sitio y sin meterme con nadie cuando de pronto una compi me dice: «¡Toma Rober, pilla un caramelo»!. Yo que soy un caballero y nunca digo que no a una dama (tomad nota de esto chicas), cojo el caramelo ahí «to» feliz, lo abro, me lo llevo al hocico y a partir de ahí ha tenido lugar algo que me ha hecho pensar que en una de mis vidas pasadas debí de ser muy cabrón.