Blueberry fue el personaje que, hace ya unos cuantos años, me hizo darme cuenta de que había vida más allá del cómic americano. Todo fue cuando allá por el año 2004 estrenaron la bochornosa película basada en el personaje, por la cual la gente de Norma Editorial aprovechó para sacar una reedición de los álbumes de La mina del alemán perdido y El fantasma de las balas de oro. Y no sé por qué motivo, sin haber leído por aquel entonces nunca nada del personaje, me dio por pillarlo. El caso es que fue leerlo (sin haber sido nunca gran fan de género del Western) y pensar: «Jodó, cómo mola esto, ¿no?». Ello me dio pie a empezar a interesarme por el cómic de nuestro continente y descubrir a partir de entonces lecturas muy guapas más allá de los superhéroes…