Hay veces en las que uno se la juega con chulería y en plan torero como en la época aquella de los videoclubs, antes de internet, en la que alquilábamos las películas guiados únicamente por una carátula molona y por una sinopsis chula del argumento en su parte trasera. Pues algo así fue lo que me indujo a mí a hacerme con este cómic, pues fue verlo en la web de Astiberri y leer las pocas líneas de resumen sobre lo que trataba esta historia para decidir, sin apenas despeinarme, que esto tenía que caer sí o sí…