La primera vez que escuché el título de Inmortals pensé que esto iba a tratar sobre Jordi Hurtado y su pacto con el diablo. Sin embargo, poco tiempo después me enteré, gracias a mi agente de la condicional, que se trataba de un film en el que andaban de por medio los productores de 300 (esa película que tan gratamente sorprendió a muchas chavalas debido a ese desfile de chulazos en tetas). Lo único cierto es que tras aquel pufo titulado Furia de Titanes había perdido un poco la ilusión por el cine épico, y entré en una dinámica de pasarme por el ojete todo lo referente al séptimo arte que adaptara cualquier movida mitológica. Sin embargo, Inmortals me ha devuelto la ilusión…