Hay sábados por la tarde en los que uno está ahí más aburrido que Ricky Martin en la Mansión Playboy. La desesperación por salir de esos momentos de tedio a veces trae implícito el hecho de que uno se aferre a la primera puta mierda que pille para tratar de combatir ese estado. Y justamente eso me pasó a mí ayer cuando decidí ver este film al cual dedico esta reseña. Y es que como buen friki casposo que me considero, pensé que la combinación zombies y tías buenas podría suponer una tarde gloriosa con la que los vecinos me sacarían ahí a hombros por la puerta grande del portal.
Ciertamente viendo el título y el cartel del film (con esos dobleces incorporados y todo) no hace falta ser el puto Perry Mason para saber que esto va a ser serie B elevada a la máxima potencia y multiplicado por el logaritmo neperiano de pi. ¿Pero se tratará de un film de esos en los que que a pesar de lo chungo que parecen entretienen, o es una de esas pelis que te quitan años de vida?. Pues vamos a verlo, chavales…