Si eres uno de esos tíos flipaetes que en las tardes veraniegas después de comer se despanzurran en el sofá de casa ahí en tetas, con el palillo en la boca y se amodorran de la ostia viendo el Tour de Francia entonces seguro que habrás pensado que hoy vamos a hablar de los Campos Eliseos. Así que si te ha venido esto a la cabeza esperando ver en este post algo sobre ciclismo más vale que dejes de leer y te vayas por ahí a coger setas o a perseguir chavalas.
Y es que el Elysium al que nos referimos en esta reseña hace referencia al film que ha sido estrenado en cines hace poco, y que cuenta con el aval de estar dirigido por Neill Blomkamp, quien ya nos conquistó en su día a la muchachada de este blog por su labor en la magnífica Distrito 9. Y es que parece que este tío le tiene cogido ya el gustillo a los argumentos de ciencia-ficción, porque en este film vuelve a hacer una inquietante incursión en el género con esta peculiar visión futurista sobre el tema de las desigualdades sociales y las diferencias entre ricos y pobres (un tema tan de moda últimamente, pardiez)…