Seguramente leyendo el título de la reseña así en frío y sin mirar la foto adjunta, a muchos se les vendrá a la cabeza el niño gordo aquel de Verano Azul. La verdad es que no van por ahí los tiros, ya que este film es una remake del clasicazo del año 1978 dirigido por Joe Dante. Hablando de clasicazos, ¿os habéis fijado en el tremendo parecido del cartel del film con el de la mítica Tiburón?.
Por cierto, antes de continuar comentaré que no sé si he dicho alguna vez en este blog que a veces la gente me pregunta porqué no voy a la playa, a lo que yo suelo responder siempre que es por el trauma que me causaron en su día esos dos títulos comentados antes. Aunque he de confesar que a esto se une una orden judicial que me prohíbe andar en tetas por lugares públicos. El caso es que hoy he decidido acrecentar mi gran trauma playero con el visionado de este film. A modo de consejo subrayaré el hecho de que no sigáis mi ejemplo de verla justo después de comer en plena digestión, porque hay que reconocer que el largometraje tiene sus momentos.