Los amantes a los buenos juegos de rol occidentales (olvidaros de los RPG japoneses estilo Final Fantasy) seguramente tendrán entre sus empresas favoritas a Bioware, creadores de auténticas joyas como Baldur’s Gate o Knights Of The Old Republic. Durante estos últimos años Bioware se ha caracterizado en sacar juegos de rol algo más descafeinados (respecto al rol puro y duro), con más acción, pero no por ello con pérdida de calidad. Juegazos de la talla de Mass Effect certifican que Bioware sigue dándonos la oportunidad de protagonizar aventuras épicas con las que matar nuestro tiempo libre. Hace unos años comenzó una nueva franquicia basada en un mundo de fantasia medieval creado desde cero (es decir, que no se basa en ninguno de los mundos Dungeons&Dragons), de la cual hace muy poquito se ha estrenado su segunda parte. En mi caso hoy os hablaré de la primera entrega: Dragon Age Origins.