Ciertamente el título al que dedico hoy esta reseña tiene todo lo que un friki puede desear: un personaje de cómic con nombre de bollo y que además es una tía buena. Aunque no hayáis leído este tomo, puede que a alguno de vosotros os suene este personaje por haberlo visto en las páginas de los primeros números de la colección de The Darkness, dándose de hostias contra el bueno de Jackie Estacado, el cual la enseña que a veces es mejor no tocar las narices a tipos chungos. Pues bien, la Magdalena que aparecía en esos números (que respondía al nombre de Mariella) es la hija de la protagonista del tomo al que dedico la reseña de hoy.
Y es que Magdalenas ha habido muchas, pues ese es justamente el nombre con el que se conocerá a las descendientes de la mítica María Magadalena, cuya selecta línea sucesoria es capaz de generar mujeres con grandes poderes al servicio de la Iglesia. Por tanto, no hay una única y exclusiva Magdalena, sino que ha habido varias, aunque sólo puede existir una en cada generación. Pero eso sí, para magdalenas las que trae mi madre para el desayuno.