Una de mis aficiones en mi época de instituto era juntarme con mis coleguillas para echar interminables partidas de rol de mesa donde vivíamos aventuras que ningún otro mortal tenía la oportunidad de vivir. Sesiones de varias horas en un parque aguantando un frío de pelotas en invierno, pero que nos daba igual a cambio de los buenos momentos que pasábamos. Esta afición intentaba transladarla a los juegos de ordenador siempre que podía, y sin duda alguna Bioware era una de las que mejor lo plasmaba, sobre todo porque algunas de sus obras seguían las reglas y mundos del mismo juego de rol al que yo jugaba: Advance Dungeon & Dragons.
Por estos motivos Bioware es una de mis empresas favoritas desde siempre, con juegacos como Baldur’s Gate, KOTOR (al que no he jugado debido a mi antiguo repelús por el mundo Star Wars, pero que intentaré subsanar pronto), Neverwinter Nights (en su modo online me hizo perder horas y horas) que hacían posible poder trasladar las aventuras en papel a la pantalla de mi ordenador. Tras su compra por EA la empresa parece que ha evolucionado sus productos dotándoles de un toque de superproducción que ha mermado su componente rolero. Y es que amigos, Mass Effect mezcla shooter en tercera persona con pequeñas dosis de rol, no esperéis encontrar un juego de rol a la vieja usanza, pero aún así, sigue siendo un producto sobresaliente gracias al esfuerzo realizado en la creación de su universo y del argumento que le rodea.