Un día llega tu abuelo y te dice: «¡Mira, que acabo de hacer un robot cojonudo, reparte yoyas y lanza rayos por los ojos. Con este pedazo bestia puedes hacer dos cosas, o te transformas en un ángel y salvas al mundo o te transformas en un demonio y te lo cargas»!. «Pues menuda decisión abuelo, déjame que lo piense…», y entre que lo piensas y no lo piensas va el viejo y se muere.
¡¡¡Menudo marrón!!!. No tengo ni las instrucciones ni la llave de contacto!!! Pues nada, aprendo sobre la marcha como hago con todas las cosas en la vida. Además, seguro que se maneja igual que una moto, que como mi abuelo era muy listo y sabía que yo era un poco cazurro lo hizo de tal manera que hasta su nieto pudiera manejar semejante “Mecha” sin pensar demasiado.