Ciertamente no me parece extraño que Kiko diga que soy un pufazo dándole a los juegos de deportes o a los que no sean de pegar tiros a lo niño loco estadounidense en su cole. Y es que desde un tiempo para acá sólo me dedico a jugar a shooters en 1ª persona, de los que hay que reconocer que son una buena terapia para quitarse el estrés del día, joe. Y mi última adquisición ha sido Homefront, un juego del que no había escuchado demasiadas buenas críticas, pero al final acabé pasándome por el forramen todos esos comentarios, me envalentoné como el que se pone delante de un morlaco de 500 kilos y me hice con él.
Y es que después de haberme pasado hace unos días el Medal of Honor me quedé con ganas de «shootear» todavía más debido al buen sabor de boca que me dejó el juego de EA. Y desde luego que he de reconocer que en estos momentos hay en el mercado juegos superiores a Homefront, pero yo me decanté por él por una razón muy simple y muy sencilla: su argumento.