Hace tiempo, en una galaxia muy lejana, un grupo de amigos quedaron para ver una peli en el cine. Fueron a la aventura, sin saber qué echaban en cartelera, por lo que cuando llegaron se encontraron que lo que había para ver no era demasiado bueno. Entre ellas estaba Skyline, pero uno de los amigos ya la había visto, por lo que siguieron decidiendo cómo pasarían la tarde. Las opciones quedaron reducidas en dos: 3 Metros Sobre el Cielo o Megamind. Creo que para todos los presentes en la sala la elección estaba clara, salvo para uno, que saco fuerzas de flaqueza y se la jugó a una sóla carta: o entramos a ver 3MSC o yo no veo ninguna. A tomar por culo.
Como os imaginaréis (y podéis ver en nuestra reseña de ese día), la tarde se echó a perder. Ahora, después de ver Megamind, puedo asegurar que le da mil vueltas a la puta peli española de mierda que he comentado antes (en este momento es cuando un grupo de salvajes quinceañeras se rajan las vestiduras y me llaman gordo, feo y no se qué cosas más que nos llamaron en su día). Pero bueno, yo vengo a hablar de mi libro, ehmm, digo, de mi peli.