Cuando vi el título de este film así un poco de refilón y de pasada, pensé que se trataba de una película del dueño de Snoopy. Luego me puse los lupos y vi que el nombre no era Charlie, sino Harry y por fin ya pude respirar más tranquilo. Aprovechando que tenía visibilidad y tal me puse a analizar la portada del film y ciertamente uno no puede evitar pensar que esto tiene un aire a Gran Torino por los cuatro costados. Ciertamente este largometraje no llega al nivelazo de la peli de Clint Eastwood, pero se deja ver por el simple hecho de tener como protagonista a Michael Caine, ya que sin él resultaría la típica peli para visionar en la sobremesa de Antena3 reposando la comida en el buche.
Supongo que todos nos hemos quejado alguna vez cuando en nuestro barrio hemos visto a algún grupo de jovenzuelos veinteañeros haciendo botellón o dándole al jodío vicio de los porros. Pues bien, esta chavalería comparada con la del barrio donde vive nuestro protagonista son simples criajos de San Ildefonso de esos que cantan con voz de pito.