He de reconocer que la primera vez que oí esto de Parker sin saber que era una peli de Jason Statham pensé por un momento que esto iba a tratar de aquel niñato llamado Parker Lewis (que como recordaréis se trataba de un jovenzuelo de tupé acojonante y camisas la mar de chillonas). Es más, a colación de esto desvelaré en primicia para nuestros lectores que gracias a Parker Lewis tuve yo también mi época de camisas chillonas, la cual derivó luego en una etapa de camisas de Hawaiano. Luego me dijeron que esas camisas sólo las llevaban los tíos gays o los gordos juerguistas y renegué de ellas…
Sirva esta introducción gilipollesca para cantar a los cuatro vientos que el viernes estuve viendo Parker, la última película de ese ídolo de nenas que es Jason Statham (o Jason «Stathambueno», como lo llama una buena amiga mía). Y es que a la muchachada de este blog nos mola Statham, sobre todo por esas ostias que pega y por esa cara de mala leche que luce siempre, la cual nos recuerda a la de nuestro redactor Kiko cuando nos echan a tomar por culo de la Champions jugando al Fifa…