A poco pornochacho de mente calenturienta que seas y te mencionen el título de este tomo seguramente pensarás que Namor se ha comprado el Kamasutra y está ahí poniendo en práctica las diversas posturas con su novieta. Pero no amiguitos, la reseña de hoy va sobre cierta novela gráfica con la que me hice cuando se publicó en nuestro país allá por el año 2009, pero que estuvo en la estantería muerta de risa durmiendo el sueño de los justos hasta que el otro día ya por vergüenza la cogí y me senté a leerla como un tío sin dar guerra ni nada…
Supongo que mi reticencia a leerla durante tantísimos añazos se ha debido al hecho de que Namor siempre ha sido un personaje que nunca me ha agradado y cuyas andanzas siempre me he pasado por el ojete (así que no sé qué cojones me indujo en su día a la compra de este tomo; supongo que ver el nombre del gran Peter Milligan en la portada). Pero tras haberla degustado he de decir que me alegro de haberla pillado por aquel entonces y haberla catado por fin, pues sin duda alguna se trata de una de esas lecturazas de las que no te esperas nada y que te sorprenden muy gratamente…