Para muchos el infinito es el tiempo que se quedarían encerrados en la mansión Playboy, mientras que para otros se trata del número de hostias que darían a CR7 para quitarle esos arrebatos gilipollescos que le pegan de vez en cuando al chaval. Pero no amiguitos, el Infinito al que nosotros nos referimos en esta reseña es al cómic de Robert Kirkman, pues este buen mozo aparte de guionizar historietas de zombies como los ángeles también hace sus pinitos en otros menesteres (como por ejemplo la ciencia-ficción en este caso que nos ocupa)…
Pero para muchos lo que realmente os habrá llamado la atención de la portada es ver el nombre de Rob Liefeld, ese dibujante odiado por tantos frikis y cuyo estilo a muchos les resulta más potativo que el hecho de que te tiren un gapazo a la cara y descubras que es una flema verde. Sé que me expongo a mofa, afrenta y escarnio público, pero he de decir que cuando a este tío no se le pira la olla en las dimensiones y en las formas de sus personajes es un menda cuyo arte me agrada. Ale, ya lo he dicho (ya podéis empezar a ponerme verde como si no hubiera mañana)…