Desde que vi el título de esta película he de reconocer que me llamó bastante la atención por el hecho de estar protagonizada por un tío que se llama igual que mi maquinilla de afeitar. Pero por incongruencias de la vida, tras ver al susodicho capitán en ese inquietante cártel del film no pude menos que preguntarme cómo cojones puede llevar esas barbazas un maromazo que se apellida Phillips. Pero este curioso misterio no fue óbice para lanzarme a lo Arteche a su visionado…
Además que el hecho de que anduviera por medio el bueno de Tom Hanks fue otro incentivo para acudir a mi sala de cine más cercana. Por cierto, siguiendo esa tónica de misterios hay otro enigma en torno a este actor que llevo tratando de descifrar desde hace muchos años. Y es que no entiendo cómo un menda que empezó haciendo aquellas putas paranoias como Esta casa es una ruina o Despedida de Soltero puede haber llegado a ganar un par de Oscars y acabar siendo uno de los actores más cotizados de Hollywood. Pero vamos, haya conseguido estatuillas o no para mí será siempre ese crack de aquella mítica escena en la que un grupo de mendas metían un borrico en un ascensor…