Como llevaba ya un tiempo oyendo hablar mucho del crowdfunding, y en especial de kickstarter, un día de esos tontos en los que uno no tiene nada mejor que hacer (bueno, siempre hay algo mejor que hacer, la cuestión es que haya ganas) me puse a ojear la web de kickstarter. Por supuesto, buscando cosas frikis, que no me voy a mirar proyectos de moda o de teatro, que uno tiene un status que mantener, ¡por Crom!.
Y hete ahí que descubro un juego de mesa, que está ya a escasos días de finalizar con su búsqueda de pasta. Uno de esos de guerra, en los que cada uno tiene su ejército y su misión consiste en hacer trizas al ejército contrario (sí, los juegos suelen tener misiones chulas para que no todo sea carnicería, pero al final siempre pasamos al objetivo primordial, destrozar al rival; es como jugar al Risk con la misión de conquistar Asia… qué cojones, para eso prefiero exterminar al ejército rojo).