Ahora que ya por fin ha llegado el veranito muchos de vosotros pillaréis vacaciones y tendréis más tiempo libre que un perrillo al que dejan abandonado todo un fin de semana en la terraza. Seguramente algunos os iréis por ahí a pasar esos días de tocarse los huevos a un sitio en el que podáis relajaros agusto, tumbaros cual perrazo a la sombra de un chopo y observar a las chavalas que pasen llevando unos pantalones cortos de los que te dejan meditando sobre las dimensiones del tanga que debe de haber debajo de ellos.
Pues bien, si eres uno de esos que has elegido como destino de tus vacatas una recóndita isla paradisiaca en donde olvidarte por unos días del curro, del puto careto de tu jefe, de la hipoteca o de la programación de Telecinco, te advertimos que leas antes este cómic que fue publicado por estos lares hace unos añitos y que hoy me ha dado por dedicarle una reseña. Digo esto más que nada porque lo mismo vas allí con la sana intención de dejar de lado el estrés diario y te puedes encontrar con algo peor que observar un roto en el condón tras trajinarte a una guarri de las de la Casa-Campo…