Como buenos frikis de pura cepa y de alto copete que somos todos los componentes de este blog ni que decir tiene que si en algún momento nos topamos con alguna película que aglutine en su título las palabras lesbianas y vampiresas tardemos menos en verla que lo que tardaría Forrest Gump en darse una pechá a correr por las calles de los Sanfermines. Y es que supongo que todos los frikazos del mundo en algún momento hemos soñado con que una vampiresa de buen ver irrumpía en nuestra habitación a pegarnos unos sorbetones bien «daos» a lo que se terciera…
De lo que me estoy pispando ahora mismo al hacer esta reseña es de que últimamente he entrado en una dinámica de ver películas británicas gilipollescas que mezclan terror y comedia. Supongo que la genial Zombies Party me caló tan hondo en su día que aún sigo esperando encontrar algún largometraje de estas características que la iguale, pero hasta el momento todos esos intentos se han saldado con un atrofie de neuronas acojonante. Y es que este film no es más que otra puta paranoia de esas que te deja tiritando por haber pasado 80 minutos de no saber qué coño has visto…