Hay que reconocer que en el lapso de tiempo de estos últimos años pegabas una patada a una piedra y te salía una película de Spiderman. Y es que desde que allá por el 2002 Sam Raimi nos ofreciera su peculiar visión del personaje (interpretado por el gran Tobey Maguire) hasta la nueva versión de The Amazing Spiderman, han sido varias las pelis protagonizadas por el arácnido, las cuales han hecho las delicias de los fans del personaje.
Lo cierto es que cuando Sony anunció en su día la cancelación de Spideman 4 y optó por un reinicio de la franquicia en lugar de otra secuela más, no sé si a vosotros os pasaría como a mí y os preguntasteis a qué coño venía ese reseteo del personaje con nuevos actores para contarnos otra vez desde el principio las andanzas de Peter Parker. A decir verdad la única nota positiva que pude extraer de todo esto es que no estaría de por medio Kirsten Dunst. Incluso he de confesar que a pesar de todo mi gran frikismo, por un momento dudé si vería esa película, por parecerme una tomadura de pelo. Pero ciertamente tengo demasiado aprecio por este personaje como para haber llegado a hacer algo así…
Y sí, he de reconocer que tras ver la primera entrega de este reseteo de la saga salí bastante convencido del cine, ya que aquella película trataba de aportar alguna que otra pequeña diferencia en lo referente al origen del arácnido para que no fuera una copia exacta a lo visto en su día en el film de Raimi (en este nuevo origen tendrían bastante que ver ciertos experimentos del padre de Peter, por cierto). Así que debido al buen sabor de boca que me dejó esa primera parte, he de reconocer que tenía ganas de echarme en cara esta segunda entrega, en la que hace aparición un maloso que hasta el momento no habíamos visto en la gran pantalla: Electro. Eso sí, no os esperéis ver a este personaje con el traje ridículo que ha lucido siempre en los cómics del universo marvel tradicional, sino que para recrearlo se han basado más bien en su versión del Universo Ultimate.
Sobre su argumento diremos que el film nos cuenta cómo Peter Parker lleva una vida muy ocupada, compaginando su tiempo entre su papel como Spider-Man, acabando con los malos, y en el instituto con la persona a la que quiere, Gwen. Peter no ve el momento de graduarse. No ha olvidado la promesa que le hizo al padre de Gwen de protegerla, manteniéndose lejos de ella, pero es una promesa que simplemente no puede cumplir. Las cosas cambiarán para Peter cuando aparece un nuevo villano, Electro, y un viejo amigo, Harry Osborn, regresa, al tiempo que descubre nuevas pistas sobre su pasado.
Siendo el arácnido un personaje que tiene una de las mejores galerías de villanos (junto con Batman), es normal que en los films que se hacen sobre él se trate de aprovechar ese tremendo plantel de personajes e incluir a varios de ellos. Eso sí, en favor de este film hay que decir que los respectivos rifi-rafes de Spidey con los dos villanos que por aquí pululan (Electro y el Duende Verde) están llevados de una manera más decente a lo que hizo Raimi en la última entrega que dirigió, con todo ese batiburrillo que montó metiendo a 3 villanos a la vez (alguno de ellos con calzador y sin darles el desarrollo que se merecían). Por cierto, como nota curiosa comentaré que a la salida del cine unos chavales comentaban algo así como que el romance entre Peter y Gwen en algunos momentos rozaba el melodrama y situaba la película en una línea tipo ‘Crepúsculo’ más que de film de superhéroes. Pero bueno, yo personalmente opino que ese romance entre los protagonistas (el cual se lleva gran parte del metraje) es necesario para recrear el gran amor que hubo siempre entre Peter y Gwen, y que además valdrá para contentar a las nenas que vayan a ver esta cinta y disfruten con el bonito idilio entre los protagonistas. Así que a los menos tolerantes con los dramonacos les diremos que no se preocupen, porque los momentos en los que Spidey se enfrenta a los villanos de turno sirven para compensar tanto amorío y tienen la espectacularidad que los fans del arácnido buscamos siempre en este tipo de largometrajes.
Por cierto, muy buenas interpretaciones del trío protagonista, destacando al bueno de Andrew Garfield (que se parece a mi primo Pipo) y a su favor he de decir que me mola más como Peter Parker que el bueno de Tobey Maguire (a pesar de que mi amiga Almu con esto que acabo de confesar le darán ganas de arrearme un patadón en los huevos con unas botas de buzo). Mención especial también para las buenas interpretaciones de Emma Stone como la dulce Gwen Stacy (ese amor platónico de cualquier friki que se precie), o las de Jamie Foxx y Dane DeHaan con esos pelos lacios que lucen ambos, pero que en sus respectivos papeles de malosos inspiran miedo y terror.
En definitiva, The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro es una película que personalmente me ha hecho disfrutar nuevamente con las andanzas del arácnido en la gran pantalla y deja todo preparadito para una próxima entrega en la que tendremos nada menos que a los Seis Siniestros. Una película en la que se da bastante importancia al peso emocional y al romance entre su protagonistas, pero que no adolece de los tan esperados momentos de acción espectacular, aderezados con unas ralentizaciones de cámara que sirven para recrearse en cómo percibe el peligro nuestro amistoso vecino Spidey. Por cierto, magníficos los acordes del tema central del film, los cuales añaden intensidad y solemnidad a los momentos en los que nuestro héroe surca el cielo mientras suena este temazo.