Ahora que ya por fin ha llegado el veranito muchos de vosotros pillaréis vacaciones y tendréis más tiempo libre que un perrillo al que dejan abandonado todo un fin de semana en la terraza. Seguramente algunos os iréis por ahí a pasar esos días de tocarse los huevos a un sitio en el que podáis relajaros agusto, tumbaros cual perrazo a la sombra de un chopo y observar a las chavalas que pasen llevando unos pantalones cortos de los que te dejan meditando sobre las dimensiones del tanga que debe de haber debajo de ellos.
Pues bien, si eres uno de esos que has elegido como destino de tus vacatas una recóndita isla paradisiaca en donde olvidarte por unos días del curro, del puto careto de tu jefe, de la hipoteca o de la programación de Telecinco, te advertimos que leas antes este cómic que fue publicado por estos lares hace unos añitos y que hoy me ha dado por dedicarle una reseña. Digo esto más que nada porque lo mismo vas allí con la sana intención de dejar de lado el estrés diario y te puedes encontrar con algo peor que observar un roto en el condón tras trajinarte a una guarri de las de la Casa-Campo…
Y es que la temática zombie parece que vuelve a estar de moda últimamente, y tras el exitazo de Los Muertos Vivientes han vuelto a proliferar los cómics basados en este género. El argumento es el de la típica peli catastrofista de las madrugadas de Antena3, donde vemos cómo al inicio del mismo se van presentando por separado a los diversos protagonistas, para acabar todos ellos coincidiendo en el mismo punto fatídico, donde deberán de colaborar para salir adelante y sobrevivir a una cruda experiencia.