El género de animación te puede llamar o te la puede traer al pairo, pero cuando ves algunas imágenes como mínimo puede que te sorprendan. Tenía un asunto pendiente con The Sky Crawlers y al final me decidí después de ver el trailer otra vez. Para gustos, los colores, pero los combates aéreos de este anime son para verlos.
El anime lo veo a cuentagotas, o es un amor a primera vista o soy indiferente totalmente a su llamada. Eso me pasa con algunas Ovas o series, pero también con algunas películas. Con los Japoneses debes tener cuidado, mucho cuidado, lo mismo la serie es genial y te hacen una Ova de 3 partes que es un peñazo filosófico que poco tiene que ver con la idea original.
Basado en unas novelas Japonesas de Hiroshi Mori fueron trasladadas a la pantalla por el director Mamoru Oshii (Ghost In The Shell) en el 2008 y de 122 minutos de duración que algunas veces se hacen largos y otras veces pasan muy rápidos.
Las primeras secuencias son impactantes y entonces es cuando te das cuenta que están utilizando dos tipos de técnicas, una para los aviones y las escenas en el aire muy realistas y otras para los seres vivos.
La acción transcurre en un tiempo alternativo, estamos en la actualidad pero hay “paz” en el mundo. Las guerras son un espectáculo televisivo donde unos pocos se dan de curros en el aire para mayor deleite de las masas.
Tenemos que añadir que existen unos niños inmortales llamados “Kildren” que vuelan en algunos de estos aviones para morir en el cielo. Naturalmente, es donde entra la parte filosófica, esos siempre jóvenes con un futuro tan negro (A que me sonará eso?). Lo mismo hablan de la generación ni-ni. La parte romántica tomará protagonismo con dos de estos Kildren, entre la jefa y el subordinado. Según como lo miremos, eso casi roza la pederastia.
Dicen que The Sky Crawlers “Surcadores del cielo” fue un éxito en el Festival de Venecia, bueno, estoy conforme que hay que verla, pero hay partes que acaban siendo empanada japonesa. De todas maneras, tengo que decir que es una obra de arte si la miramos en su totalidad.
Por cierto, es una de esas películas que hay que mirar hasta las letras o te pierdes lo bueno.