Cualquier menda futbolero que lea el título del post de hoy seguramente podrá pensar que el bueno de Thor se ha vuelto un gran fan del Real Madrid y va todos los domingos a animar a la grada como un poseso. Pero no amiguitos, el post de hoy no tiene nada que ver con el mundo del noble arte del balompié y tampoco vamos a hablaros ni de Vikingos, ni de Indios ni de Cibeles, ni de Neptuno ni de sus putos muertos «pisoteaos» con mala leche y a sangre fría…
Y es que la reseña de hoy la voy a dedicar a un cómic con el que me topé hace unos pocos días mientras «rebuscaba» en mi flamante comicteca y me encontré este tomo, que fue publicado por estos lares a mitad de la década pasada dentro de la línea MAX. Por cierto, que sepáis que los de Panini lo publicaron también allá por 2011 en un tomo muy molón dentro de su línea editorial conocida como MGN, en la que de vez en cuando sacan cosillas muy chulas en tapa dura. Y bueno, simplemente decir que si eres fan de Garth Ennis y de sus putas idas de olla seguramente este tomo te molará si aún no lo has leído…
No hace falta ser detective ni ir por la vida creyéndose el puto Sherlock Holmes para ser sabedor del hecho de que Garth Ennis odia a los personajes superheroicos y aprovecha cualquier ocasión que se le presenta para ridiculizarlos con historias violentas y repletas de humor negro (tal y como ha hecho con personajes como Spidey, Daredevil, Lobezno, etc…). Pues bien, esta vez le toca al bueno de Thor, en una historia que en su día se encuadró dentro del sello MAX de Marvel, que como es bien sabido se trata de una línea editorial en la que sus autores tienen total libertad a la hora de poner todo tipo de escenas violentas o palabras malsonantes tal y como les salga de los cojones. De esta forma, nos vamos a encontrar una gamberrada más de Ennis en toda regla, que narra la llegada a la ciudad de Nueva York de un barco tripulado por piratas vikingos zombificados que llevan un milenio navegando sin rumbo desde que fueron víctimas de una maldición.
Y si el guión ya es de por sí una burrada con escenas de lo más violento que os podáis encontrar en un cómic de Marvel, merece la pena comentar también el magnífico dibujo de Glenn Fabry, que para mi gusto es el dibujante que mejor se adapta a los guiones bestiales y salvajes de Ennis. Y es que su estilo detallado y lleno de matices refleja fielmente toda la crudeza desplegada por esos zombies vikingos que arrasan y devoran todo lo que se pone a su paso.