La verdad es que todo aquel que no conozca a este famoso personaje de Marvel y lea el título del post se pensará que vamos a hablar sobre la piba guarrona aquella que salía en Crónicas Marcianas conocida como La Veneno, y seguramente os preguntaréis si hoy vamos a dedicar unas palabrejas a sus tiempos mozos. Pues no queridos amiguitos, el Veneno al que nos referimos es al personaje creado allá en los años 80 por David Michelinie y Todd McFarlane, que tanto ha puteado al pobre Spiderman hasta el punto de que muchos lo consideran como el villanazo más cabroncete que el insigne arácnido ha tenido nunca.
Hace ya tiempo creo que comenté que se trata de un personaje que desde hace mucho había perdido el atractivo para un servidor, a pesar de que antaño fue uno de mis malosos favoritos. Sin embargo, yo no sé si se habrán “conjuntao” los planetas o qué coño me habrá pasado, que el otro día me topé con este tomo en uno de los estantes de mi comicteca y se me cayó la cara de vergüenza de verle ahí durmiendo el sueño de los justos desde que me hice con él allá por el 2009. Así que ya por decencia no pude menos que leerlo de una zorra vez…
Ainsss, hay que ver la evolución que ha tenido este simbionte desde que la época en la que se adhirió al bueno de Eddie Brock, dando lugar a aquel famoso antihéroe que ejercía como protector a su peculiar manera y sin perder nunca su odio visceral hacia Peter Parker. Un tiempo después tomó como huésped a otro de los villanos de Spiderman (concretamente a Mac Gargan) y llegó a formar parte de Los Vengadores Oscuros de Norman Osborn. Sin embargo, actualmente el simbionte ha caído en manos del ejército de los EEUU, y el bueno de Flash Thompson es su nuevo huésped.
Pero dejémonos ya de milongas y entremos en el meollo de la reseña diciendo que este tomo viene a ser una visión más desarrollada de los avatares del destino que unieron a un periodista fracasado y hundido en la miseria (Eddie Brock) con el simbionte alienígena, dando lugar a una simbiosis de la que nació el peor enemigo de Spidey. Y se puede decir que es el enemigo más temible al que se ha enfrentado el arácnido, porque en él se unen el odio de una fuerza del mal sedienta de venganza junto con el odio de un ser humano que culpa a Spiderman de arruinarle la vida.
Y no sólo eso, sino que este tomo ahonda también en temas como la infancia de Brock (donde vemos a un Eddie un tanto introvertido con dificultad para hacer amigos), para a continuación adentrarse de forma más desarrollada en todos aquellos detalles que ya conocíamos (la muerte de Jean DeWolff y toda esa historia del asesino llamado “Comepecados”), que eclosionaron en el nacimiento de Veneno.
Pero si hay un elemento que me indujo en su día a hacerme con este tomo fue el hecho de estar dibujado por Ángel Medina, uno de mis dibujantes favoritos desde que lo vi por primera vez en la colección de Sam & Twitch. Y es que reconozco que me encanta ese estilo suyo con formas retorcidas y rostros imperfectos, caricaturista y realista a la vez, que dentro de lo “poco atractivo” que puede llegar a ser, tiene cierto encanto para la vista (además tiene un cierto toque siniestro que viene a la perfección para series “oscuras” como esta).
En definitiva, Veneno: Origen Oscuro se trata de un tomo que no es una lectura de esas que según acabas de leerla te dan ganas de restregártelo por los pechotes, pero si eres fan del personaje y te apetece entrar en detalles sobre su vida quizás deberías echar un vistazo por tu tienda a ver si te topas con él por una de esas putas casualidades que tiene la vida. Pues ale, no me seas rancio y a buscarlo toca…