No conviene confundir al hombre molécula con el hombre mueleculos, un famoso superhéroe del que se dice que patrulla por Chueca, lugar donde imparte justicia a golpe de mandoble.Pero no amiguitos, hoy no vamos a hablar de bujarronadas ni de gilipolladas de ese jaez, sino de un bonito cómic que continúa las andanzas de los Vengadores Oscuros dentro de esos tomos chulos de la línea Marvel Deluxe, los cuales recopilan material de hace unos pocos años.
Seguro que los más frikazos del lugar recuerdan al Hombre Molécula, un personaje con un altísimo nivel de poder gracias al cual podía controlar las moléculas a su antojo. Él solito ha derrotado a los Vengatas en más de una ocasión y los fans de las Secret Wars le recordarán siendo manipulado por el Doctor Muerte para sus propios fines. Sin embargo, con el tiempo este personaje fue cayendo un poco en el olvido, cual antiguo concursante de Gran Hermano, hasta que Bendis volvió a retomar al bueno de Owen Reece y le cruzó en el camino de Osborn y sus Vengadores Oscuros.
Para los que no leyeran la reseña del tomo anterior, les recordaremos que las andanzas de este grupo de Vengadores están encuadradas en la época conocida como Reinado Oscuro en la que Osborn es el puto amo de todo y ha reunido a un grupo de criminales,» taraos», desequilibrados y piscópatas a modo de guardia pretoriana, que a los ojos del mundo los presenta como un nuevo equipo de Vengadores, pero en realidad son su medio para hacer y deshacer las cosa a su antojo tal y como le salga de los cojones. Ni que decir tiene que un grupo que cuenta con tipos como Ares o El Vigía hacen que el nivel de poder de este equipo suba enteros, por lo que en esta ocasión Bendis buscará una amenaza que esté a la altura y que no sea uno de esos malosos que despachan sin despeinarse.
Así que tras un arranque del tomo con un pequeño cara a cara entre Furia (y sus Vengadores Secretos) con Ares, se da paso al rifi-rafe entre Osborn y sus Vengadores Oscuros contra el Hombre Molécula. Y claro, es de suponer que si metes en un mismo saco a dos individuos caracterizados por un alto grado de desequilibrio mental (como son Norman Osborn y Owen Reece) al final acaben saltando chispas. Ciertamente resulta curiosa la forma que tiene el Hombre Molécula en ir doblegando uno por uno a todos esos Vengadores Oscuros, destacando sobre todo la forma de someter al Director de HAMMER con esa alteración de las moléculas de su cerebro centrándose en la época aquella en la que era el Duende y tenía esa obsesión por el pobre Spidey.
Y bueno, ni que decir tiene que aparte de todo este «sarao» comentado, este tomo sirve también para demostrar que si hay un personaje al que Osborn debe de temer es al Vigía, pues aunque Norman crea que lo tiene controlado y comiendo de su mano no hace falta ser detective ni ir por la vida creyéndose el puto Sherlock Holmes para saber que es tarea casi imposible poder manejar a un tipo tan desequilibrado como Bob Reynolds.
En definitiva, Vengadores Oscuros 2: El hombre molécula es un cómic que sigue profundizando en las andanzas de este grupo de Vengadores Oscuros y que no estaría de más que lo echaras un vistazo si no lo pudiste leer en su día. Y es que insisto una vez más en la idea de que ante tanto cómic de Vengadores bonachones y bienhechores, siempre viene bien echarse en cara una versión de estos en plan cabronazos, con malos rollos entre ellos debido al carácter hijoputesco de algunos de sus miembros (véase Bullseye o Piedra Lunar). Está muy chulo, sí señor…