No sé si a vosotros también os pasará como a mí, que entre la amplia amalgama de cómics que entran mensualmente en casa hay alguno que se queda ahí sin leer. Y esto es precisamente lo que me ha ocurrido con este tomo publicado por Norma editorial allá por el 2007, que según entró en casa en su día se quedó ahí durmiendo el sueño de los justos. El caso es que hoy, buscando cosillas para leer en la sobremesa, me he topado con él y me he dicho: «Ondia, pero si esto lleva aquí añazos y aún no lo he leído».
Así que me he sentado ahí tranquilito a hacer la digestión mientras degustaba como se merece este cómic protagonizado por Warblade (el Lobezno de Wildstorm). Y la verdad es que tengo que decir que no está nada mal el encontrarte un tomo que tenías por ahí olvidado y que te sorprenda gratamente (como me ocurrió en su día con este otro de La Cosa). Los que hayan leído algún número de los Wildcats, serán sabedores de que Warblade es uno de los baluartes de ese grupo. Este tomo que nos ocupa nos cuenta una historia de este personaje en solitario, y para la que no es necesario tener nociones de sus andanzas con los Wildcats ni del pasado del personaje. Además el principio del cómic nos pone en situación con un breve resumen del pasado de nuestro protagonista, que hace hincapié en el hecho de cuando su novia Fiona fue asesinada a sangre fría por Pike (su más odiado rival), dejando a Warblade con vida para que sintiera el dolor por esa pérdida (los más ancianos del lugar recordarán haberlo leído en el nº 7 del Vol.3 de los Wildcats en la historia titulada Matar a un Wildcats).
Los primeros compases de la lectura nos muestran a un Reno Bryce (ese es su nombre real) aún atormentado por la pérdida de su novia y con la necesidad visceral de buscar venganza. De esta forma, irá a Sarajevo en busca de Pike para dar rienda suelta a todo el odio acumulado hacia él. Sin embargo, esto no deja de ser una mera introducción, pues el verdadero meollo de la lectura radica cuando entra en escena un personaje llamado Svoboda (el jefe de policía de la ciudad), al que no le hará ni pizca de gracia tener a un metahumano como Warblade pululando por allí. Así que tras una pequeña charla con nuestro protagonista en la que le deja claro que no tiene intención inmediata de irse de allí, el bueno de Svoboda urdirá un plan contra Reno para someterle a una operación quirúrgica con la que anular sus poderes sobrehumanos, y a lo que hay que añadir otro pequeño detalle implícito: la amputación de las manos de nuestro héroe.
Por tanto, a lo largo del tomo asistiremos a la caída en desgracia del protagonista, que ha pasado de ser un antiguo héroe kherano que combatía como un poseso junto a los Wildcats, a convertirse en un pobre fracasado mutilado, perdedor y borracho que malvive ejerciendo de gorila en un burdel de mala muerte (recordando épocas mejores). Sin embargo, un buen día una joven llamada Lindy entrará en su vida y de alguna forma Reno irá recobrando de nuevo la esperanza de poder ayudar a alguien y volver a parecerse al menos a la sombra de lo que era antaño.
Tal y como puede apreciarse en el croquis que he hecho, esta historia es algo así como el Born Again personal de Warblade, pues al fin y al cabo lo que aquí se nos cuenta es la caída en desgracia de un héroe hasta lo más bajo que os podáis imaginar, y su posterior recuperación con la que consigue levantar cabeza (eso sí, salvando las distancias con la obra maestra que hizo Miller). Lo que sí he de reconocer es que lo que más me ha llamado la atención muy gratamente es el hecho de la forma en la que el guionista (John Ridley) nos cuenta toda esta historia única y exclusivamente usando notas mentales de nuestro protagonista en plan narración interna a lo novela negra. Y es que podéis revisar el tomo «de pe a pa», que no encontraréis ni un solo bocadillo de texto que se salga de esa catalogación.
Mención especial merece también el dibujo de Simon Besley, con un estilo de dibujo a medio camino entre Richard Corben y Bill Sienkiewicz, feísta y de formas imperfectas pero que viene de perlas para el tono sombrío y oscuro de la historia (había momentos que me recordaba a los dibujos de Aeon Flux). En definitiva, un tomo cuya lectura a mí personalmente no me ha desagradado para nada, y que creo que gustará a los seguidores del personaje. Además nos deja la curiosa moraleja de que la venganza, una vez que se consuma, no le hace a uno sentirse mejor.